EL REFUERZO ENERGÉTICO DE LA SANACIÓN A TRAVÉS DE LOS DISEÑOS SUTILES
Nuestra forma de vivir en el “momento presente” tiene un movimiento dinámico. En ocasiones, excesivamente acelerado. Podemos decir que los impactos exteriores, junto con las situaciones emocionales guardadas y nuestro esfuerzo para avanzar en los proyectos de la vida, pueden dejar ciertas huellas en nuestros estados de ánimo o podemos sufrir fluctuaciones energéticas.
En el acto de sanar recuperamos y se nivela en el «cien por cien» nuestro caudal energético, de forma global.
En este sentido los diseños sutiles que enmarcan todos los chips inscritos en la configuración humana previa a la materia, se activan a través de la conexión sanadora.
De este modo recuperamos la forma y la función como un reseteado global de nuestra funcionalidad energética: incluye a todos los ámbitos del organismo, de la vida emocional o del mundo mental y de creencias… Y podemos decir que su alcance llega mucho más allá.
Sería algo similar a lo que llamamos «refrescar una página en internet”, es decir, recuperar el contexto de trabajo en el ordenador. Este refrescar la página se puede aplicar, con una equivalencia perfecta, a lo que sucede en lo que se denomina nuestra pizarra energética personalizada, nuestra pantalla mental interior, permitiendo el acceso a nuestro pre programa, en donde se detectan las alteraciones o carencias en los diseños sutiles. En la sanación, se restauran todas las líneas y se incrementa el nivel energético interior de las formas, hasta que se completan a un estado de perfección. El conjunto de todos estos diseños configura una especie de arquitectura invisible, pero viva y real, en un plano de menor densidad que la materia.
Este nivel energético de sanación aplicada, consta de:
energía vital,
energía de amar y
energía sutil.
El foco de interactuación es multinivel: lo material, lo energético, y lo sutil. Es una triada dúctil y flexible, en la actitud sanadora permanente, enfocada siempre a rediseñar todas las piezas energéticas que componen nuestro mapa virtual, ese mapa que antecede a nuestra vivacidad corporal y humana en la materia.
Su esencia está a nuestra disposición. Su naturaleza, geométrica y vibrante, luminiscente y amorosa, nos solicita a nosotros, los humanos quieren aplicar la sanación, una disposición abierta a lo sutil, una ética veraz y el estado interno de apertura hacia la «objetividad” de lo que percibimos.
Ser objetivos en nuestra actitud y en nuestro compromiso de conciencia es la clave para el funcionamiento correcto y dimensional hacia la materia, es lo que facilita la renovación energética a través de estos diseños sutiles.
(En mi investigación sobre el sonido y sus maravillas tengo la impresión de que estos diseños, también podrían ser escuchados en su musicalidad… Quizá ya pronto…).
La plasticidad y la conectividad de los diseños sutiles con los tramos de avance de la humanidad, están significando la aparición de nuevos diseños. Según van siendo necesarios en las situaciones globales que aparecen, nos encontramos con nuevos diseños especiales, que se pueden aplicar correctamente para las nuevas causas. Así ha sucedido en la situación planteada con el SIDA y para la alteración denominada fibromialgia, por poner algunos ejemplos.
El propio desarrollo energético de estos diseños sutiles es exponencial: el nuevo ADN empezó a mostrarse en el año 1995 (C. Bloy), pudiendo ser detectados los nuevos niveles de codones en las personas, a través del arquetipo sutil del ADN. Hablamos de ese código genético humano, que está en evolución, como ya podemos confirmar por los datos científicos que van apareciendo.
Resulta fascinante tener a nuestra disposición una herramienta viva, pulsante y amorosa que atiende constantemente a las necesidades de nuestro día a día, y al mismo tiempo aporta el impulso energético específico para abrir y consolidar las etapas de evolución que nuestra conciencia nos promueve desde el interior de la persona, según el propósito de cada uno. Este caudal sanador siempre está activo, es una posibilidad que se activa y se realiza constantemente en nosotros, si queremos, como ayuda eficaz para avanzar y enfocar el programa de encarnación que nos habíamos propuesto para la biografía actual.
La fuerza y objetividad que nos aportan los diseños sutiles para nuestro funcionamiento humano en el planeta, favorece una mayor comprensión sobre nosotros mismos y nos permite evitar desvíos vitales, atajos o empeños no reflexionados que nos llevan a confusión.
Con un mejor enfoque energético, con la fuerza renovada desde nuestros propios modelos energéticos activos, se produce un «consenso» interactivo entre nuestra actuación consciente y nuestra ética interior. Superar todo lo que nos aleja de nuestros objetivos trascendentales es la clave que todos queremos aplicar en nuestra vida (la famosa pregunta de “quién soy, de dónde vengo, adónde voy…”).
En su esencia, los diseños sutiles son la aplicación práctica de la energía de amar organizando modelos creativos para la vida en esta tercera dimensión. Es esa energía de amar la que dibuja, infunde, nutre, restaura y regenera todas las piezas energéticas que componen el diseño sutil de la persona (y de todo lo creado).
Interactuar, pues, con este nivel de diseño energético es una experiencia continuada con la que, además del bienestar más fisiológico, promueve sentirnos más felices, por cada nuevo nivel de esa energía de amar recibida en cada sanación.
Y nos habilita también para desarrollar nuestra sensibilidad desde una forma de sentir muy natural, corpórea, hacia un modo supra natural, intuitivo, inteligente: esta sensibilidad es la cualidad de poder evolucionar, algo muy especial y que le corresponde, por su propia naturaleza, a la conciencia que somos, habitando nuestro cuerpo en este paisaje planetario.